viernes, 8 de mayo de 2009

Chua

Cómo el viento frío, pasaste a mi lado en silencio.
Aunque yo podía oír el grito entre dientes.
Podía ver las formas de tu retorcida frente.
Tus ojos eran rojos, como el cielo a fin de tarde en pleno verano.
Un rojo rosado, del blanco y tu sangre.
Tus puños cerrados, preparados para un fuerte golpe.
Un golpe que seria dado por ti, recibido en tu cuerpo.
La sangre corría y corría, y todo eso lo oía.
Tu corazón, era rápido, bumbumbumbum…
Me asustaba….
¿Es que a eso le dicen rabia?
Y solo pasabas por mi lado, helado, heladísimo.
Caminando rápido, flotando.
Con los pies apretados, como si fueran a patear.
Y tú pecho…
Cargaba un gran dolor.
Un dolor de hombre, un dolor de mujer.
El dolor humano.
No se oía ninguna canción, tu paso era en silencio, frío y fuerte.
Pero en silencio.
Solo yo oía, solo yo me detuve a ver.
Solo mis ojos se abrieron, solo mi corazón paró por segundos.
Solo yo deje de respirar, solo yo retuve el llanto.
Y fuiste la única información.
¿Es que, lo que sentías era desilusión?
Y aunque eras frío, y no me viste nunca.
Yo pare a verte, por una única razón.
Todo lo que sentías…
… me dí cuenta que era yo.